El País (México)
“Es una tormenta muy grave que puede tener un impacto peligroso y representar un riesgo para la vida”, ha asegurado esta tarde el gobernador, Gavin Newsom. El mandatario local ha proclamado la declaratoria de emergencia en ocho condados del sur de California, Los Ángeles, Orange, Riverside, San Bernardino, San Diego, San Luis Obispo, Santa Bárbara y Ventura. La noche del domingo la tormenta había derribado algunos árboles y un viento de 96 kilómetros por hora, con rachas de hasta 128 kilómetros, había afectado el servicio eléctrico en la bahía de San Francisco. Las ráfagas habían provocado también decenas de retrasos en el aeropuerto de la ciudad.
“Las tormentas pueden cambiar rápidamente, pero hay que ser claros: esta es un evento climático muy serio. Tiene todo el potencial para ser una tormenta histórica que puede provocar hasta breves tornados”, advirtió por la tarde del domingo Karen Bass, la alcaldesa de Los Ángeles.
El Servicio Meteorológico emitió para este domingo una alerta por los fuertes vientos y el riesgo de inundaciones en los condados mencionados por precipitaciones que dejarán 20 centímetros de lluvia y hasta 35 centímetros en algunas zonas.
Las autoridades angelinas han pedido a los habitantes, de ser posible, no conducir y estar preparados para “algunos de los peores días climáticos de los que se tuvieran memoria”. Los meteorólogos la llaman la peor tormenta del año... que acaba de comenzar.
En las partes altas del Estado, los ríos atmosféricos también dejarán una cantidad importante de nieve. “Los vientos pueden ocasionar daños a la propiedad y cortes del servicio eléctrico”, aseguró el Gobierno del Estado. Las comunidades costeras, además, han sido advertidas ante la posibilidad de grandes olas y fuertes corrientes marítimas.
La amenaza, sin embargo, también se encuentra tierra dentro. Años de sequía han dejado un suelo erosionado que puede provocar deslaves y avalanchas de loco en algunas zonas ante la gran cantidad de agua que caerá en los próximos cuatro días.
“Nuestra meta es salir de una de las más grandes e importantes tormentas de nuestra historia sin fatalidades ni heridos”, ha asegurado Bill Brown, el sheriff del condado de Santa Bárbara, al norte de Los Ángeles. Los habitantes de ese pueblo costero han construido barreras con sacos de arena y han pedido a las autoridades generadores de energía y linternas para encarar la noche del domingo.
Algunos condados han llevado a cabo algunas evacuaciones en las zonas montañosas para tomar precauciones. “Si no han abandonado sus casas, por favor háganlo de inmediato en compañía de su familia, mascotas y medicamentos”, aseguró uno de los supervisores del condado de Los Ángeles para quienes vivan en los cañones de Topanga y Soledad. Las órdenes de evacuación para la noche del domingo están vigentes en barrios de geografía similar en Monterey, Santa Bárbara, Ventura y Los Ángeles.
Se espera que la tormenta siga una trayectoria al sur de la costa a lo largo de la noche del domingo. En su camino dejará fuertes lluvias y mucha nieve en las cadenas montañosas a las afueras de Los Ángeles. De momento, las autoridades de la ciudad no han suspendido las clases de educación básica en el que es el segundo mayor distrito escolar de Estados Unidos. Tres planteles universitarios han optado por dar en línea las clases del lunes. Se prevé que en el arranque de la semana, la tormenta se mueva hacia el sur de Los Ángeles, a los condados de Orange y San Diego, en la frontera con México.
