La ambición de Ricardo Anaya y Alejandra Barrales serán un factor muy importante para el triunfo del candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador.

En menor escala también influirá la decisión de Enrique Peña Nieto al haber impuesto a José Antonio Meade como candidato del PRI.

Y es que parece irreversible el triunfo de López Obrador sobre estos candidatos sin carisma ni arraigo. Son sí, producto del dedazo. Nada más.

Los mapaches electorales tendrán mucho trabajo porque si quieren impedir el arribo de López Obrador tendrán que robarle la elección.

Y ese trabajo solo le tocará hacerlo al PRI de Peña Nieto.

Anaya y Barrales tuvieron la histórica oportunidad de democratizar su proceso electoral interno pero se autoentregaron las candidaturas.

Y eso debilitó el famoso Frente por México.

Hoy parece estar todo decidido para Anaya y Barrales que dejaron al PAN y PRD nacionales.

Muy tarde y en su pecado llevarán la penitencia.