Puebla vivió una jornada violenta que por momentos parecía película de pandilleras destruyendo inmuebles y autos durante la manifestación que realizaron centenares de mujeres durante el Día Internacional de la Mujer.

Los lamentables hechos delictivos ocurridos durante las manifestaciones, son acciones de libertinaje en donde la autoridad fue superada e incluso complaciente.

Por increíble que sea, no hubo una sola mujer detenida en flagrancia y la complacencia de las autoridades desprotege a los ciudadanos víctimas de esa violencia.

Con la impunidad que les fue obsequiada a las culpables de esos hechos delictivos, se deja entrever que cualquier ciudadano puede llegar y destrozar las instituciones sin ser castigado.

Esa es la lectura inmediata de impunidad a un grupúsculo de mujeres que se envalentonaron y que serán castigadas según la Secretaria de Gobernación, la panista Hilda Hill.

Lamentablemente Puebla vuelve a ser noticia internacional de manera negativa, en medio de la disputa por el poder entre las autoridades.

La postura de Hill parecía de momento la antesala para sollozar ante el comportamiento de quienes forman parte de su género.

El daño está hecho y la jornada de violencia nadie se la quita a Puebla, una entidad rezagada, dividida y en donde la sombra del odio comienza a asomar ante la próxima jornada electoral.