El sistema penitenciario en Puebla está podrido.

Nada ha podido hacer el gobierno de Morena. Tampoco lo hicieron los gobiernos panistas ni priistas, para erradicar la brutal corrupción que se da sexenio tras sexenio.

Gobiernos van y vienen y la corrupción es más fuerte que la voluntad de los gobernantes.

El grotesco y escandaloso caso en donde fue utilizado el cadáver de un bebé para introducir droga, demuestra lo podrido de un sistema plagado de corrupción.

Por supuesto que ya hay delincuentes detectados en este lamentable hecho, pero se necesitan castigos ejemplares para mandar mensajes de cero impunidad. Hasta hoy no se ven esos castigos porque los delincuentes no hacen política, y solo a los políticos se les castiga y persigue.

Hace tiempo fue la construcción y alquiler ilegal de dormitorios, en donde se rentaban esos espacios a los reos que gustan tener todo tipo de placeres.

El tráfico de drogas en el interior del penal es un hecho y las cuotas ya ni escandalizan.

El Cereso de Puebla es tierra de nadie porque un grupo controla la mafia con acuerdos económicos para su gente.

Ingobernabilidad, saldo de disputa por juntas auxiliares

La barbarie que acabamos de ver por la disputa de las juntas auxiliares en la capital de Puebla, es parte de la ingobernabilidad que existe y un aviso de lo que se vivirá en cada elección cuando las autoridades son rebasadas.

Antes era Eukid Castañón el responsable de todo lo que ocurría en cada elección. Hoy han nacido otros delincuentes auspiciados o protegidos por las autoridades.

Lo cierto es que la jornada violenta que hubo en San Baltazar Campeche, San Pablo Xochimehuacan, San Miguel Canoa y San Felipe Hueyotlipan, rebasaron al orden y a las autoridades estatales y municipales.

Hoy hay nuevos delincuentes electorales y esperemos que les apliquen la ley porque generan el mismo clima de inseguridad que en el pasado reciente y del que nos prometieron que ya no regresaría.