La visita del presidente López Obrador a Puebla, confirma muchas cosas que ya sabemos y despeja otras más…

En primer lugar se confirma que hay buena relación con Miguel Barbosa. Hoy más que nunca se muestran lealtades y atenciones.

También que el mandatario es muy noble porque invitó y saludó a personajes ligados al crimen organizado y con fracasos políticos constantes.

Quizá por eso sentó a ese personaje en primera fila pero alejado de él.

Muy cerca de él, estuvo el Senador Alejandro Armenta, el principal y más efectivo bateador del equipo de AMLO.

Armenta estuvo más cerca que ningún otro suspirante a la gubernatura. Estuvo en la segunda fila porque ahí lo pidieron y es maduro. Entiende las reglas del poder y no busca protagonismos. Sabe que tiene muchas fortalezas que son conocidas por todos.

También no se puede dejar de reconocer la pluralidad de AMLO y Barbosa, quienes invitaron a influyentes políticos del PAN encabezados por el alcalde de Puebla Eduardo Rivera y el diputado federal Mario Riestra Piña.

Qué diferentes tiempos se vivieron comparados al 2018, cuando AMLO se negó venir a la toma de protesta de la ex gobernadora Martha Érika Alonso, tan solo 10 días antes de la caída del helicóptero.

En ese tiempo, hasta el mismo sujeto dueño de un singular cuino, lloraron y criticaron la misma tragedia porque sus intereses eran enormes.

Después se le ocurrió intentar ser suspirante a gobernador, pero su diputada suplente fue detenida con armas de alto poder, granadas y fue acusada de delincuencia organizada.

Más tarde, los policías bajo las órdenes de su hijo, mataron a tres agentes ministeriales en el municipio que gobierna su propio vástago.

Y por último, no pudo convencer a un solo diputado federal de oposición para que votara a favor de la Reforma Eléctrica.

¿Quieren saber los nombres de estos personajes? Al corrupto extorsionador le urge fuero y al fracasado seguir trepado en el erario de la 4T.