En un palacio municipal, de una entidad considerada el mayor cementerio público de México, se planeó un brutal crimen producto de la vida libertina de una mujer y de su lenón.

Su puñado de lacayos y cómplices prendieron los focos rojos y tras analizar el tema, decidieron sobre la vida del bebé. Arrebatarle la vida a un bebé…

“No lo puedes tener porque te impedirá gobernar en el 2024”, le decían.

Ella se defendía, alzaba la voz pero su doble personalidad le impedía decidir por su sola.

Pero hubo una voz, la de su mamá, que puso orden ante la brutal realidad que la libertina dama vivía: “no puedes dejar todo por nada, esto (el gobierno) nos da muchos lujos, dinero y propiedades y un hijo te quitaría tiempo”.

La libertina mujer de inmediato recordó sus borracheras con alcohol barato, las comidas en fondas y los tenis, jeans y un saco que eternamente la acompañaban.

Recordó la pobreza económica y pensó que es mejor que la pobreza moral; es decir, lo inmoral.

Recordó la vecindad en que siempre vivió, el transporte público y los carros viejos que llegó a usar. El celular roto, la falta de comida en casa, todo tipo de carencias…

La libertina mujer lloró, lloró y lloró hasta que en un hospital un conocido médico la atendió. Llegó el día del ASESINATO y sus cómplices y ella quisieron ocultarlo. Solo fue momentáneo, porque uno de ellos está más que molesto porque no le cumplieron y juró derramar sangre…

La misma cantidad que se derramó en el homicidio.

Y por eso se sabe esta historia de terror, de doble moral, porque en sus redes sociales ella felicita a los niños y niñas y a uno de ellos, el suyo, paradójicamente lo asesinó.

Su lenón anda enloquecido porque el homicidio ya es público, y podría dañar la impecable y veloz carrera política que su libertina mujer ha logrado gracias a “cabecita de algodón”.

Aún no interviene la policía ministerial, nadie, nadie, pero cuando se revelen datos precisos, la libertina mujer simplemente será una libertina asesina.

PD pronto esos detalles pendientes.