El inminente candidato de Morena a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, pactará hasta con el mismo diablo para ganar la elección presidencial.

Y también lo hará con las figuras más emblemáticas que representan al corrupto sexenio del marinismo.

Me refiero a Javier López Zavala, ex candidato del PRI a la gubernatura en el 2010, e hijo político de Mario Marín Torres.

Zavala ha decidido abandonar el PRI para buscar vida política en otro partido y ahora envía a sus niños cantores a que promocionen su inclusión en Morena.

Lo que Zavala no le ha dicho a López Obrador es que su otrora estructura política ya no es tan fuerte porque le fue arrebatada por el morenovallismo.

Zavala tuvo seguidores sí, pero porque los benefició con programas sociales y lo seguían por conveniencia.

Lo que Zavala cosechó hace doce años, prácticamente ya no existe. Solo le quedan un tal Aquino y un puñado que robó a manos llenas con él.

Por eso López Obrador debe tener cuidado e informarse el tipo de políticos que quieren treparse a su proyecto.

Anécdotas: una ocasión nos reunimos varios periodistas en el Tres Marías. El anfitrión fue el espléndido Julián Ventosa.

Llegó también de colado el líder del PRI en Puebla capital José Chedraui Budib.

Un servidor propuso hacer un ejercicio en ese momento para opinar si volverían a depositar su voto en favor de Zavala.

Los 8 o 9 que estábamos dijimos que NO.

¿De ese tamaño es la estructura que tiene Zavala?.

Desde entonces, era un político que generaba desconfianza y burlas.

Por cierto: el mismo López Obrador debe investigar el pleito del mismo Zavala contra su ex esposa e hijas.

De verdad está patético!!!.

 

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