Dentro de este tronco familiar existe un personaje que si bien tiene pocas posibilidades todavía alberga una semilla de ambición política.

Julio Huerta llega a la carrera por la candidatura a gobernador con una imagen prácticamente nula. Como es bien sabido Julio Huerta estuvo a un paso de convertirse en el gobernador sustituto, pero el líder de Morena en el congreso estatal se le adelantó primero con el ex secretario de gobernación federal Adán Augusto y luego con la propia familia.

Aunque si se piensa bien esto no resulta casual. Se trata del primo de la viuda del extinto gobernador Miguel Barbosa, pareciera que con el nombramiento implícitamente se aceptaba el pacto de seguir siendo los ojos y oídos de la familia dentro del gobierno del Estado.

Sus aspiraciones representan la permanencia de un cacicazgo cuyo dominio familiar se origina en la mixteca poblana.

El pasado de los Barbosa Huerta es bastante pintoresco, además de ser el primo primo de la ex primera dama como ya se dijo antes, también es pariente de otro personaje que encarna la tragedia familiar: el propio Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta, quien por cierto sentía (clásico a su personalidad), un odio abismal por su apellido materno y preferencia por el paterno.

Es natural que se piense que ahora dicho personaje se encuentre en buenos términos con Julio…o al menos en una encrucijada.

La historia se remonta hasta los tiempos de Amador Hernández, aquel todo poderoso cacique de Tehuacán que se escondía siempre tras sus gafas obscuras, quien se casó con Sofía Barbosa Valiente, la hermana de Miguel Barbosa Valiente, padre del finado mandatario.

La disputa entre ellos (los Barbosa y los Huerta) se debe al famoso rancho San Marcos, enclavado entre los municipios de Tehuacán y Ajalpan. Ambos hombres de poder, Amador y Miguel se enfrentaron por todos los medios, tanto legales como no legales junto con su respectiva “caladita” que terminaron por fracturar los lazos familiares, ni la muerte tanto de Amador como de Miguel frenaron las hostilidades. Tanto así que Jesús Hernández Huerta haya seguido siendo objeto de hostigamiento y persecución gubernamental gracias al dichoso rancho.

Julio también viene de una larga carrera política, prácticamente desde tiempos del priismo dominante en Puebla, cuando buscaba ser delegado de aquel partido en Zinacatepec. Después de que fuera regidor del ayuntamiento de aquel municipio en el periodo de 2002 a 2005 su padre Mario Roberto fue el alcalde de dicha localidad de 2005 a 2008. Diez años después esta familia cambió de colores y contendió por el distrito 26 pero fracasó, en agosto de 2019 fue nombrado director general del Gobierno del Estado de Puebla, pero posteriormente ascendió a secretario de Gobernación estatal en diciembre del 2022.

A Julio Huerta lo vimos muy cercano a la ex jefa de gobierno Claudia Sheinbaum, queda claro que su apuesta resultó ganadora, por lo que es de suponer que gracias a su gestión para la proyección de imagen de la hoy candidata presidencial dentro de la entidad pronto rendirá frutos.

Julio Huerta llega a la carrera por la candidatura de su partido a gobernador con una imagen prácticamente inexistente. Junto a sus adversarios los primos Mier, prácticamente resulta ser un político esporádico y amateur.

El partido tiene ante sí dos perfiles cuyas carreras además de ser más extensas son más redituables electoralmente.

Huerta es prácticamente desconocido fuera de su terruño, pero lo cierto es que sus apellidos aún siguen representando algo. Si bien no necesariamente le alcanza para aspirar a una candidatura a gobernador, bien podría optar por una senaduría, como compensación de la campaña que manejó para la ex jefa de gobierno.

Pero… siendo que se trata de un político semiprofesional ¿respaldará Sheinbaum a alguien que no representa muchos votos?. Si Sergio Salomón ya fue capaz de olvidarse de sus dichosos acuerdos ¿qué garantía hay en el futuro por parte de otra figura política que no necesariamente tiene arraigo regional?.

El barbosismo es sinónimo de Julio Huerta y Huerta es sinónimo de dominio regional, y dado que la política en Puebla es dominio regional, es de reconocer que tanto la política como el dinero se quedan en la familia.