Britney, cielo, ¿puedes cortarte un poquito? Por Dios, qué vientre, qué pelazo, ¡qué spagat! Mientras que las demás nos preguntamos por qué las resacas ahora son más dolorosas que a los 20, toda una especie de famosas parece rejuvenecer con el paso de los años.
Y digo especie porque es imposible que Elle Macpherson y yo seamos de la misma raza. La modelo aún no ha empezado a colgar las fotos de la temporada swimwear, pero a los 50 -hace 3 años- ya nos puso los dientes largos. Y no es la única: ¿por qué viendo a Reese Witherspoon, parece que su hija vaya a envejecer antes que ella? ¿Por qué Madonna está más tonificada que una veinteañera? ¿A qué clase de embalsamamiento vital se someten estas mujeres? ¿Qué comen? ¿Es fruto de trucos como el maquillaje o los peinados anti edad? ¿De horas y horas de gimnasio? ¿De zumos détox?
En el caso de Britney yo lo tengo claro: ese no es el cuerpo de una madre de dos hijos ni el de una persona que ha atravesado crisis personales a la luz del foco público, de alguien que ha tenido patinazos profesionales o de alguien cuyos proyectos han fracasado estrepitosamente. Esas cosas dejan huella en la imagen, ¿no es cierto?