Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en colaboración con la Secretaría de Salud de Querétaro y la Fundación Medicina Fetal México AC, lograron un salto en las ciencias médicas mexicanas al concluir con éxito las primeras tres cirugías fetales realizadas en este país para corregir una malformación conocida como espina bífida.
La enfermedad embrionaria atendida por los mexicanos se origina alrededor del día 24 de embarazo debido a que no se cierra correctamente la estructura que después se convertirá en la columna vertebral y por eso el tejido nervioso de la espina dorsal queda expuesto fuera de las vértebras y recibe daños. La mayoría de estos casos son identificados después de la semana 12 de embarazo, cuando la presión sobre los nervios de la médula provoca hidrocefalia y presión sobre el cerebro.
“La espina bífida o Mielomeningocele es una enfermedad que se presenta en uno de cada mil embarazos en México, lo que ocasiona discapacidad motora, daño neurológico e incontinencia urinaria y fecal, de por vida”, informó el doctor Rogelio Cruz Martínez, quien encabezó las tres cirugías fetales exitosas y es investigador clínico asociado a la Unidad de Investigación en Neurodesarrollo, del Instituto de Neurobiología de la UNAM.
En una conferencia de prensa ofrecida ayer en el Campus Juriquilla de la UNAM, Cruz Martínez presentó a dos bebés nacidos la primera semana de febrero y que habían sido operados in utero en diciembre de 2016. También se presentó a una tercera paciente operada en febrero de este año y que está en espera de dar a luz. En los tres casos, las madres tenían entre 20 y 26 semanas de embarazo.
El investigador universitario informó que la cirugía fetal para corregir espina bífida se practica en Estados Unidos desde 2011 y que en México tuvo que pasar un largo proceso de más de cuatro años para integrar al equipo de médicos y cirujanos que participó en las operaciones.
“La cirugía es un proceso complejo, parecido a una operación de cesárea. Se trabaja en varias capas, se abre el vientre, se exterioriza el útero y se debe colocar al bebé en una posición en la que se pueda alcanzar la espina dorsal. Intervienen cardiólogos, anestesiólogos, neonatólogos, entre otros especialistas”, indicó Cruz Martínez, quien fue invitado a trabajar en la UNAM por la doctora Thalia Harmony Baillet, directora de la Unidad de Investigación en Neurodesarrollo.
“En las dos primeras operaciones contamos con ayuda de médicos chilenos expertos en cirugía fetal, encabezados por el doctor Waldo Sepúlveda, y la tercera cirugía se realizó únicamente con médicos mexicanos”, añadió el líder del proyecto.
FINANCIAMIENTO NECESARIO. Las tres operaciones fetales para corregir espina bífida han sido totalmente gratuitas gracias al apoyo de la Fundación Kristen de Querétaro. También se ha recibido apoyo financiero de Fundación Santander. Sin embargo, si las cirugías se hubieran realizado en un hospital privado habrían costado más de medio millón de pesos cada una, a lo que se tendría que agregar la posterior terapia de rehabilitación.
Desafortunadamente, el propio programa de investigación y realización de cirugías está en riesgo porque no se cuenta con un presupuesto fijo, público o privado, para avanzar con más cirugías o más investigación.
“El grupo está muy avanzado académica y quirúrgicamente, pero estamos en crisis económica y el futuro depende de que consigamos más recursos. Desde 2005 hemos conseguido fondos de diferentes fundaciones, pero los proyectos ya acabaron el 2016 y desafortunadamente en lo que va de 2017 no he conseguido todavía nada. Sólo para pagar la nómina de los investigadores, que se pagan por honorarios, necesitamos 250 mil pesos mensuales, por lo que ya se imaginarán cómo estamos”, comentó a Crónica, la doctora Thalia Harmony Baillet, principal impulsora de todo el proyecto de Neurorehabilitación.
En la conferencia estuvieron presentes las tres mexicanas que han sido sometidas a esta cirugía: Jessenia Quintero, con su bebé Íker Alonso Montes Quintero; Maricela Pacheco Velázquez, con su recién nacido Ian Gael Sánchez Pacheco, y Ana Harumi Hayashida, quien espera el próximo nacimiento de su niña Hanna Rolón Hayashida.
“Yo estoy muy agradecida con todos ustedes, porque tres veces me dijeron otros médicos que mi única alternativa era abortar y ahora tengo aquí a mi bebé, en mis brazos”, dijo, con mucha emoción, Jessenia Quintero, quien es originaria de San Luis Río Colorado, Sonora y finalmente se enteró de la existencia del grupo de médicos de Querétaro gracias al médico sonorense José Luis Inclán.
El profesor Alonso Montes, esposo de Jessenia Quintero, dijo que todo el proceso de gestación de su hijo podría ser descrito como “una lucha contra nuestra propia fe”.
“Primero vivimos la alegría de saber que esperábamos un hijo y a las 19 semanas se oscureció nuestra felicidad al saber que nuestro hijo tenía espina bífida. Después nos dijeron tres veces que lo más recomendable era interrumpir el embarazo y finalmente tuvimos la gran bendición de conocer a este equipo médico que hizo posible la operación y aquí está nuestro hijo”, dijo en la conferencia de prensa el profesor Montes.
ESFUERZO ACUMULADO. Desde el año 2012 se inició en Querétaro el Proyecto Nacional de Cirugía Fetal, gracias a la colaboración de la UNAM, el Grupo de Especialistas en Cirugía Fetal, y la Secretaría de Salud del estado.
“Las operaciones se realizaron en el Hospital de Especialidades del Niño y la Mujer de Querétaro. Al principio realizamos otro tipo de cirugías de enfermedades donde estaba en peligro la vida del feto, como cirugías de corazón, pulmón o incluso se retiraron algunos tumores, pero hasta ahora no se habían realizado cirugías de espina bífida. En total este grupo ha realizado más de 400 cirugías fetales”, concluyó el doctor Rogelio Cruz Martínez.