Al menos 250 personas han muerto, y los esfuerzos de rescate son para los desaparecidos, incluyendo una niña de 12 años atrapada en los escombros de la escuela donde murieron 21 niños y cuatro adultos.
A pesar del dolor y la incertidumbre, las comunidades mexicanas se unen para demostrar su fuerza y ayudar donde pueden.
Las personas están aprendiendo un nuevo código de desastre; una mano levantada en un sitio de rescate significa silencio.
El gesto se ha convertido no sólo en un instrumento salvador sino en un gesto de esperanza y solidaridad.