Jeanine Añez, ex senadora y ahora autoproclamada presidenta de Bolivia, tomó cargo orgullosa con dos biblias en mano.
“Dios ha permitido que la Biblia vuelva entrar a palacio. Que él nos bendiga”. Estas fueron las palabras de la mandataria mientras ingresaba a la sede en La Paz.
En 2006 cuando Evo Morales llegó a la presidencia dejó de lado los rituales con halo cristiano. Antes de esto era común que funcionarios juraran sus cargos ante una Biblia, y se persignaran.
Antes de 2009, la Constitución política de Bolivia decía que “el Estado reconoce y sostiene la religión católica, apostólica y romana”, aunque reconocía “el ejercicio público de todo otro culto”, pero el Estado era primordialmente católico. Con la Constitución de 2009, Bolivia pasó a ser un Estado laico, “independiente de la religión”.
Los nuevos funcionarios expresaron sus compromisos con el puño izquierdo en alto y la mano derecha en el pecho, sin obligación de esto como señal de socialismo ya no había menciones de Dios.
Desde las dudosas elecciones del pasado 20 de Octubre, en las que opositores a Evo marcharon denunciando el fraude; se hizo presente el libro sagrado del cristianismo.
Luis Fernando Camacho, presidente del Comité Cívico de la próspera región de Santa Cruz, anunció que llevaría la biblia a la casa de gobierno para forzar la salida de Evo, quién ya se declaraba ganador de las votaciones.
“No estoy yendo con las armas, voy con mi fe y mi esperanza; con una biblia en la mano derecha y su carta de renuncia en la izquierda”
El domingo, tras la renuncia de Morales, Camacho entró al Palacio de Gobierno y puso sobre la bandera boliviana una Biblia y se arrodilló frente a estos símbolos.
“No tumbamos un gobierno”, dijo Camacho en sus redes sociales. “Liberamos a un pueblo en fe. Solo se llevó una Biblia a Palacio y una carta de renuncia”.