Una sede principal de la estatal Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México, en la capital del país, permanecía ocupada el lunes por familiares de víctimas y activistas que quemaron objetos e hicieron pintadas en paredes y muebles, como protesta por la falta de respuesta a sus demandas.
Tras la acción reivindicativa, en un país con 73,000 desaparecidos y donde más del 90% de los delitos no se denuncian por desconfianza a la autoridad, la presidenta de la CNDH, Rosario Piedra, despachó desde otra oficina de la entidad. La semana pasada lo hizo en la sede ocupada por los manifestantes.
Los parientes de víctimas, a los que se sumaron colectivos feministas, llegaron el viernes al lugar. Una activista se ató a una silla y emprendió una huelga de hambre, dando inicio simbólico al movimiento, al que poco a poco se adhirieron otras personas que exigen el esclarecimiento de sus casos.
"No que no, sí que sí, no nos vamos a salir", gritaron frente a la sede de la CNDH, donde fueron colocadas pancartas con decenas fotografías de víctimas de desaparición forzada, homicidio, violación y otros delitos.
En lo alto del edificio, instalaron un letrero con el mensaje "Casa de refugio, ni una menos México", en alusión a los feminicidios o asesinatos de mujeres por razones de género, que subieron un 5,4% entre enero y julio en el país, en relación con el mismo período de 2019.