La renuncia de distinguidos militantes del PRI, con decenas de años de carrera política, obedece al rechazo a la imposición del nuevo dirigente de ese instituto político, Néstor Camarillo.

Obedece también al rechazo hacia el diputado local y ex presidente tricolor Javier Casique Zárate, a quien señalan como el titiritero del PRI.

No es cualquier cosa la renuncia de Germán Sierra Sánchez y Juan Manuel Vega Rayet. Se trata de dos personajes con una larga y sólida carrera política que pueden aspirar a todo.

Germán fue diputado local, presidente del Comité Municipal del PRI en Puebla capital; candidato (perdedor) a la alcaldía de Puebla en 1996; senador de la republica; secretario de Desarrollo Rural; delegado de Desarrollo Rural y en Conagua, entre otros.

Vega Rayet fue presidente municipal de Izúcar de Matamoros; diputado local, diputado federal, subsecretario y secretario de Desarrollo Social y Presidente del PRI en el Estafo de  Puebla.

Esa es la verdadera radiografía de un PRI en agonía, que se ha convertido en un jugoso negocio para vender candidaturas a los ilusos que piensan regresar al poder.

Hoy las hienas y los buitres devoran lo que queda del ex partidazo y lo ofertan al mejor postor para una alianza en la que restan y no suman.

Al joven Néstor Camarillo no lo ven como un presidente no solo por su inexperiencia y nula trayectoria política. Por eso las tribus del PRI se han rebelado porque no ven que en las manos de este pequeño político se puedan recuperar espacios perdidos desde hace 10 años.

Y aún faltan más renuncias...