Es mucho hacerla entender lo que Séneca dice sobre la maldad humana y la codicia.

O el legado que Hobbes dejó sobre la paz.

La paranoia de la ministra Piña debe ser objeto de estudios posteriores de posgrado, porque ella misma exhibió lo ruin y perverso de un ser humano al burlarse del Poder Legislativo, sintiendo esa impunidad que siempre le ha dado la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Y debe llevarse al extremo porque ella misma confesó haberse comunicado vía WhatsApp con el líder del Senado, quien valientemente denunció intento de amenaza por parte de la mediocre jurista.

La ministra quedó evidenciada y sabemos que ni siquiera se imagina lo que significa conocer la verdad, explicado por Giovanni Sartori en su libro La Política, como el buscar un conocimiento correcto, con método, con coherencia, con paciencia, con inteligencia, con seriedad, con escrúpulos…

Por eso insisto que es mucho pedirle a quien se comunica con emojies, como puberta ignorante, iletrada, irresponsable, que no comprende la enorme responsabilidad por la que juró ante el Poder Legislativo.

Norma Piña debe renunciar a su cargo porque a todas luces no está preparada para desempeñarlo. No está preparada para la decadencia de un poder corrupto que representa y mucho menos para un equilibrio como el que los politólogos anhelamos.