Los gobiernos federal y estatales deben actuar de inmediato ante los abusos de los colegios particulares que cobran colegiaturas a precios estratosféricos sin ofrecer educación de calidad.

Hoy es evidente que los colegios particulares son un verdadero negocio muy lucrativo. Nada más.

Y es que ante la contingencia o la pandemia que vive todo el mundo, en México estos colegios particulares han decidido seguir cobrando las colegiaturas como si los alumnos asistieran a clases presenciales.

Varias son las razones por las que los colegios deben disminuir el costo de las colegiaturas: no ofrecen educación de calidad; en varios casos han despedido personal administrativo, de docencia e intendencia y por otra parte no hay desgaste de sus instalaciones ni consumo de insumos como energía eléctrica, teléfono ni agua potable.

Los diferentes niveles de gobierno tienen la enorme oportunidad de conciliar con el poder legislativo para que obliguen -a través de una ley-, a los mercenarios colegios particulares, no pongo nombres porque son todos, y sólo así el gobierno de AMLO podría congraciarse con aquellos millones de mexicanos que le dieron su confianza.

El abuso es brutal y le pega a los bolsillos de los padres de familia que también han sido lacerados económicamente porque la actividad económica es irregular.

¿Quién  se atreve a frenar los abusos de los colegios particulares, todos ellos mercenarios, insisto?